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Quienes gustan de una experiencia más auténtica y están dispuestos a dedicarse al arte de cortar el jamón por cuenta propia, optan a menudo por un jamón entero que, colocado en un soporte, se puede lonchear según se desee y a lo largo de varios meses. Esta elección brinda la posibilidad de descubrir y dominar las distintas partes de la pieza, desde la maza hasta la babilla, apreciando sus matices de sabor y textura. La disposición de un jamón en el hogar es considerada por algunos como un símbolo de tradición y hospitalidad, ya que fomenta la convivencia y el disfrute en reuniones familiares o con amigos. No obstante, requiere ciertos cuidados para garantizar la mejor conservación, como mantener la pieza en un lugar fresco y seco, alejada de la luz solar directa y con una temperatura estable que no exceda los 20 grados centígrados.